El Braille me abrió muchas puertas. Es como una ventana al mundo a lo bonito que hay en él”, Eugenia BOIKOVa.
sábado, 4 de enero de 2020
Eugenia Boikova
¿Creéis en las casualidades o en las coincidencias? Pues, yo, a decir verdad, un poco sí.
Yo nací en la Unión Soviética, en aquella época cuando todo era igual y todos éramos iguales. Uno de los rasgos que tenía mucha gente en común era recibir una gran cantidad de correspondencia diariamente. Sacar tres o cuatro periódicos y un par de revistas de tu buzón era muy habitual y para nada sorprendente.
Nos gustaba leer y familiarizarnos con la cultura, es por eso que cada miembro de la familia tenía suscripciones postales a los materiales que le podrían interesar y de alguna forma enriquecer los conocimientos del mundo y de la cultura.
Una lluviosa tarde mi madre volvió a casa desde el trabajo. Abrió el buzón para sacar su contenido. Aquella vez entre los periódicos y folletos descubrió una notificación según cual en la oficina de correos se encontraba una revista y que hacía falta pasar por allí para recogerla.
Mi madre se quedó sorprendida porque siempre recibíamos toda la correspondencia al buzón. No obstante, ella se dirigió a la oficina. Allí, sin más, delante de ella pusieron en el mostrador algo raro, un libro muy grueso e inmensamente grande. Mi madre lo abrió. Las páginas llevaban un montón de puntos de distinta forma y no mostraban ninguna letra.
«¿Qué es esto?»- Preguntó mi madre a la trabajadora.
La mujer le explicó que era una revista para ciegos escrita en bralle.
«Pero no tenemos ninguna persona ciega en la familia, no sabemos leer eso» – dijo mi madre.
La mujer solo le contestó que la revista llegaba a su nombre y que no disponía de más información.
Mi madre cogió el libro y lo llevó a casa. Allí me lo enseñó a mí, una niña curiosa y sin ningún problema de salud. Me gustaba tocar aquel libro. Me transmitía algo misterioso.
Pasaron unos meses. La vida de nuestra familia cambió a causa de mi enfermedad cuyo resultado fue la ceguera total. No sabemos que era, una señal, una alarma o pura coincidencia.
A los 7 años fui al colegio de las personas ciegas. Allí aprendí a leer en Braille. Me familiaricé con la lectura, la literatura y los idiomas. El Braille me abrió muchas puertas. Es como una ventana al mundo a lo bonito que hay en él. Leía mucho, aprendí castellano, empecé a estudiar otras lenguas.
Ahora, en la era digital cuando toda la información está en las páginas web o en las carpetas digitales mucha gente rechaza la idea de aprender a leer en Braille. Dicen que es lento, que los libros ocupan mucho espacio. Pues, estoy segura que ningún ordenador es capaz de sustituir la lectura en Braille. Es, más o menos, como no saber leer y escribir pero saber teclear y buscar la información, ayuda pero no sustituye., es el aspecto cultural, educativo. Es la puerta al mundo, el camino hacia la cultura y la información.
Eugenia Boikova primaveradesol206@gmail.com para www.retinosis.org en el día del Braille 2020.
Sobre la autora
Actualmente vive en Oviedo (Asturias) tras licenciarse en filología hispánica en la Universidad de Kazán (Rusia). Su amor por la cultura hispánica la trajo a España donde realizó un año de estudios en la Universidad de Granada. Su otro amor, la Fórmula 1 la acercó a Asturias tras la estela de su ídolo Fernando Alonso.
Actualmente colabora con la Asociación Es Retina Asturias en sus programas de voluntariado compartiendo su Braille con otras personas.
Por supuesto, también comparte su conocimiento del idioma y la cultura rusa.