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La I+D biomédica, cada vez más patente
jueves, 15 de octubre de 2009

Sello de caucho que acaba de marcar en un folio la palabra:patentado

Aunque el sector biomédico no es uno de los más reconocidos en el ámbito de la I+D+i española, la evolución ascendente que ha experimentado en los últimos años el Instituto de Salud Carlos III en la licencia de patentes lo convierten en uno de los principales motores de la economí­a. Fomentar la coordinación en Europa, incrementar los recursos y mejorar la formación del investigador son claves para mantener la tendencia ascendente.
Desde la creación del Ministerio de Ciencia e Innovación hace casi un año y medio, los máximos responsables del departamento han manifestado siempre su voluntad por convertir la investigación en la piedra angular de la economí­a española. Una de las claves para alcanzar este objetivo es la promoción de la licencia de patentes en los organismos públicos de investigación, en los que hay mucho trabajo por hacer a pesar de la evolución creciente que han experimentado en este ámbito en los últimos años.

Un ejemplo de esta tendencia y de la progresión pendiente es el Instituto de Salud Carlos III, en el que la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) se puso en marcha en 1988. En un paí­s como España en el que predomina la cultura de la publicación de hallazgos en revistas cientí­ficas sobre el registro de patentes, la primera solicitud del Carlos III se produjo en1992.

El instituto ha centrado desde entonces su polí­tica de propiedad industrial e intelectual en el fomento de la protección de los resultados de la investigación, la solicitud de patentes españolas y la petición de las internacionales. Son labores que realiza mientras identifica los resultados susceptibles de patente, evalúa la patentabilidad, busca socios a los que pueda interesar el hallazgo, negocia acuerdos de licencia y realiza el seguimiento de cada licencia que se materializa.

Julia Medrano, jefa de área y responsable de la OTRI en la subdirección general de Programas Internacionales de Investigación y Relaciones Institucionales del Carlos III, hace un balance positivo del trabajo realizado hasta el momento, «pues hemos conseguido motivar a los técnicos para que investiguen sobre avances aplicables en el sector sanitario y en el empresarial, lo que nos ha permitido aprovechar en mayor medida los fondos públicos».

Con la publicación de los resultados en las revistas cientí­ficas, comenta Medrano, «es imposible evitar que cualquier empresa de cualquier parte del mundo haga suyos los hallazgos y los aproveche para optimizar sus recursos», pero con el incremento del número de las patentes «hemos conseguido proteger nuestra investigación, ser más competitivos y generar una mayor cantidad de fondos para seguir investigando».

OBJETIVOS DE LISBOA

Al principio, «los cientí­ficos no tení­an en cuenta la transferencia del conocimiento, ni se planteaban la posibilidad de crear un producto para situarlo en el mercado«, pero tras la fijación de los objetivos de Lisboa, en los que se planteó la necesidad de basar la economí­a en el conocimiento, y la entrada en vigor en 2002 del real decreto para converger con la Unión Europea en este ámbito, «las cosas han cambiado mucho«.

La creación de las OTRI y la puesta en marcha del real decreto, «que es el máximo responsable de la subida experimentada en los últimos siete años», redujo a cenizas la soledad que sufrí­a hasta entonces el investigador a la hora de patentar un invento: «Los profesionales tienen bastante con investigar como para conocer qué descubrimientos son patentables y cuáles son los pasos que deben cumplirse para plasmar una idea en el registro de patentes. Por eso hemos creado un protocolo en el que se detallan todos los pasos que se deben dar, simplificando esta tarea y facilitando el acceso a las bases de datos de patentes».

Una de las labores más destacables de la oficina de transferencia del Carlos III es la creación de sinergias entre el sector de la investigación y el empresarial. Son, comenta Medrano, «muy distintos, pero hemos conseguido cambiar la mentalidad en el instituto mediante los cursos de formación que realizamos cada año para que los investigadores tengan unas nociones básicas, pierdan el miedo a las patentes y valoren más su trabajo desde la perspectiva comercial».

Se trata de un cambio cultural que todaví­a no ha concluido, «pues los investigadores más veteranos se resisten a dar prioridad a la patente frente a la publicación«, a pesar de los resultados positivos «que estamos obteniendo en áreas como la microbiologí­a y el diseño de nuevos procesos de diagnósticos y aplicaciones informáticas».

LA INDUSTRIA SANITARIA COMO MOTOR DE LA ECONOMIA

A pesar de no encontrarse entre las áreas más reconocidas en el ámbito de la investigación, el sector salud «ocupa una posición muy destacada en comparación con otras especialidades», porque la industria sanitaria (medicamentos, tecnologí­a aplicada, reactivos de diagnósticos,
procesos…) «es un gran motor de la economí­a».
En un mercado en el que la I+D+i biomédica está cada vez más globalizada, «es necesario que la nueva legislación tenga en cuenta que los grupos de trabajo son cada vez más internacionales y que la regulación debe responder a esta situación«.
Aunque la coordinación entre las oficinas de transferencia de resultados de investigación españolas con las del resto de la Unión Europea es fluida, «como se plantea en una recomendación europea sobre la gestión de la propiedad intelectual y la transferencia tecnológica», la protección de los paí­ses sobre los hallazgos que se producen dentro de sus fronteras es todaví­a fuerte, «y es algo que debe cambiar para favorecer el progreso». Los avances «dependerán de esta coordinación», pero, sobre todo, «de la formación y la motivación de los profesionales».
El futuro de las patentes en España, «que ya se ha convertido en un paí­s patentador», parece tender al crecimiento a pesar de la crisis económica, aunque la principal variable de la que depende es y «la inquietud de los investigadores por crear empresas de base tecnológica, que son el futuro inmediato, y por buscar financiación privada como una actividad estratégica».
Del genoma a las especies bacterianas
El Instituto de Salud Carlos III ha licenciado hasta ahora cuatro patentes sobre el proceso de amplificación del genoma e identificación de secuencias relacionadas, el método de detección de especies bacterianas mediante análisis de ADN (premio Madri+d), el método de obtención de anticuerpos anti-hHDC y el método para la identificación de especies bacterianas de los géneros Anaplasma, Ehrlichia y Bartonella.

Fuente: José Mª Juárez ”“ Boletí­n Médico

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