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Pedalear para combatir la ceguera
martes, 2 de septiembre de 2008

José Castro, fotografiado con su carrito en el Moto Club Cherokee

Cristina Domí­nguez 26.08.2008

José Castro lleva 25 años luchando contra las cataratas y el glaucoma para los niños del tercer mundo, y lo hace recorriendo 17.000 kilómetros en un carrito a pedales.

El pasado 10 de mayo, José Geraldo de Souza Castro, más conocido como Pepe Pedales, salí­a de Parí­s, en lo que constituirí­a un viaje de 17.000 kilómetros hasta llegar a Sudáfrica el próximo 2010, pasando por paí­ses como España, Portugal, Marruecos, Mali, Congo, Mauritania, Senegal, Nigeria y Angola entre otros. La importancia del recorrido radica en que este hombre realizará todo el viaje en un kart a pedales. «Se me ocurrió la idea del carrito porque cuando alguien me ve ahí­ enseguida imagina a un niño, es una cosa que estaba relacionada y por eso decidimos hacerlo así­» afirma José Castro.

El principal objetivo de este brasileño que lleva 25 años viajando por todo el mundo en este vehí­culo, es llamar la atención sobre los dos problemas esenciales que afectan a la visión de los niños del tercer mundo. Son el glaucoma y las cataratas, dos enfermedades de la vista que son prevenibles y reversibles.

Este reto se enmarca en el proyecto mundial Sight First (primera visión) que concentra las principales causas de la ceguera y alcanza a poblaciones carentes o con accesos mí­nimos a servicios oftalmológicos. El pasado año, este proyecto recaudó un total de 200 millones de dólares que se invertirá en los próximos cuatro años. «Este dinero se está empleando en la construcción de hospitales, en materiales como quirófanos y otros utensilios médicos, operaciones de catarata y glaucoma, donación de lentes y campañas de prevención». Uno de los ejemplos claros es la construcción de pozos artesanos en paí­ses como Mozambique, Namibia y Nigeria para que la gente mejore la calidad del agua, evitando así­ la enfermedad de los rí­os. Castro confiesa que es este trabajo y la gran cobertura de los medios de comunicación lo que le da el empuje para «hacer los próximos 40 kilómetros».

Y es que este brasileño recorre una media de 50 kilómetros diarios, alcanzando como velocidad máxima los 40 kilómetros/hora en pendiente. La etapa más difí­cil de este viaje que durará dos años ya ha pasado. «En los Pirineos tardé 26 horas para recorrer 16 kilómetros» comenta. Otro de los tramos complicados será el desierto del Sahara, en el que el brasileño tendrá que pedalear 2.000 kilómetros a más de cincuenta grados durante el dí­a. «Hay dos etapas muy duras que son de 200 kilómetros cada una y una tercera de unos 100 kilómetros, tres etapas en las que tendré mayor dificultad fí­sica y emocional».

La motivación primera que anima a este brasileño a seguir avanzando es «devolver la luz a los niños». Por esta razón, el ciclista decidió hacer la ruta más complicada hasta llegar al sur de ífrica. Confiesa que podrí­a haber elegido una ruta más tranquila bajando por Egipto, pero prefirió la ruta más difí­cil porque sabí­a que la mayor incidencia del problema de la ceguera se encontraba en esos paí­ses. Además asegura que en su viaje «siempre hay una mano para ayudar a empujar el carrito».

El ciclista espera que para la finalización de su viaje, «la gente abra un poco más el corazón y se anime a colaborar». No se trata tanto de la cuestión de la ceguera, sino el hecho de que la gente apoye a las instituciones con carácter benéfico y les otorgue reconocimiento. «No importa si das un céntimo o mil euros, lo importante es que tú estés ahí­ contribuyendo para que el mundo sea mejor».

Está estimado que el próximo junio de 2010, el brasileño concluya su travesí­a. Este ciclista que lleva pedaleando toda su vida por causas nobles – un ejemplo de ello es la travesí­a de Nueva York a Rí­o de Janeiro en un barco a pedales – tiene previsto para el 2011 un proyecto de una caminata de 8.000 kilómetros a través de Brasil. «La idea es caminar por los que no pueden».

José Castro afirma que los viajes son duros pero que lo que le impulsa a seguir avanzando es muy poco. «Una sonrisa, un abrazo o incluso personas que bajan el cristal de la ventanilla del coche y gritan «Â¡ánimo!».

Fuente: Diario Jerez, url: www.diariodejerez.es

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